Este primero de Mayo presenta ribetes peculiares. Por primera vez desde el acto de 1983 - hito ineludible en la lucha por la apertura democrática -, donde el novel Plenario Intersindical de Trabajadores (PIT) levantó la consigna de “Libertad, Trabajo, Salario y Amnistía", los espacios públicos no albergarán el abrazo y el encuentro colectivo, la protesta y la reivindicación, la rememoración y la memoria; todos estos valores y derechos inherentes a una democracia plena.
Otras formas de expresión emergen y emergerán, pero el fraterno encuentro no tiene sustituto. La Universidad de la República, en esta fecha y en esta contingencia, vuelve a expresar su compromiso con el bienestar de la sociedad uruguaya, en particular con aquellos que viven de su trabajo. Para ello, la Universidad está poniendo su máximos esfuerzos para que el conocimiento avanzado que nuestros trabajadores docentes son capaces de utilizar se encuentre a disposición de la atención de la salud de los trabajadores, del diagnóstico y tratamiento de covid-19 y otras enfermedades, brindando insumos para el diseño de la protección social en un contexto donde miles de trabajadores han pedido su fuente de sustento, para mitigar los efectos nocivos del aislamiento en general, para evaluar la evolución de la enfermedad covid- 19, para construir centros de diagnóstico a lo largo y ancho del país junto con otras instituciones de investigación y en coordinación con las autoridades sanitarias.
Quiero señalar, en el marco general de una universidad en movimiento y activa, el compromiso con el trabajo colaborativo y solidario de miles de trabajadores universitarios. De aquellos que sostienen y se preocupan por el funcionamiento del Hospital de Clínicas en estas circunstancias. Porque el compromiso con la salud del pueblo uruguayo es un valor sustantivo de nuestro hospital universitario, compromiso que no se podría mantener sin el trabajo de todos quienes dedican su esfuerzo a múltiples tareas. De aquellos que, en tensas condiciones, combinan actividades de cuidados no provistas por instituciones con el trabajo desde sus hogares. De aquellos que concurren a los centros universitarios día a día para proteger el acervo institucional y asegurar el funcionamiento necesario de áreas donde la presencialidad es imprescindible. Paradojas: lo que otro contexto se denomina “trabajo o enseñanza a distancia” es hoy un esfuerzo sistemático por reducir distancias, acortar brechas, acercarnos; para evitar que el confinamiento y la distancia física abra más distancias sociales, más separaciones, para quebrar la soledad y para apostar decididamente a manatener el contacto social, el trabajo colectivo y colaborativo, la búsqueda de soluciones comunitarias. Para cuidarnos como comunidad.
En estas horas, ese trabajo colectivo y solidario se expresa en los logros de un gran puñado de investigadores jóvenes, que pusieron su talento grupal al servicio de un objetivo: mejorar las capacidades de diagnóstico de covid-19, realizando más de 4000 determinaciones en forma de trabajo voluntario, sin horario, desde fines de marzo hasta e día de hoy y que han logrado implementar un kit diagnóstico, validado y presentado en el día de ayer, el cual representa otro paso relevante para que el país mejore su capacidad de atención. Muchos de estos jóvenes trabajadores científicos tienen contratos a término, precarios o cuentan con una beca de posgrado, pero decidieron dedicar sus capacidades a tareas para las que están ampliamente calificados per ajenas a sus responsabilidades originales. Otros son científicos honorarios, que no reciben remuneración alguna. Ellos ejemplifican el esfuerzo de muchos, menos visible, pero tan importante, que han concretado o están en camino de concretar otros aportes muy relevantes en todas las áreas de conocimiento. En tiempos de urgencias sociales y sanitarias, el país no debe olvidar el aporte de estos trabajadores; sustentado en las políticas públicas desarrolladas por la Universidad y otras instituciones de investigación como el Instituto Pasteur, el INIA o el IIBCE.
El primero de mayo es símbolo de resistencia, de lucha, de logros sociales. Nuestro saludo en la fecha al movimiento sindical en general, protagonistas de estos logros, y al PIT CNT como actor medular en este escenario.
Por aquellos mártires de 1886 y por estas luchas, las que abren el camino a nuevos derechos y preservan los adquiridos. Un saludo a todos los trabajadores del Uruguay y, por supuesto, entre ellos a los trabajadores de la Universidad de la República que, con su esfuerzo y compromiso, hoy más que nunca, están sosteniendo la atención sanitaria y las funciones universitarias de enseñanza, investigación y extensión.
Rodrigo Arim
Rector