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Varios rasgos poco frecuentes se asocian a la persona de Don Julio. Su natural autoridad se establece sin resistencias. Nace de causas determinables. Así se sabe que sus exigencias mayores son consigo mismo; que su relación humana es sinceramente respetuosa de sus semejantes aunque formal y austera; que comunica su propia pasión porque es un hombre apasionado con facilidad y persuasión que , aunque no renuncia a las responsabilidades, las sabe compartir; que existe una coherencia irrestricta entre sus palabras y sus actos. Es un hombre sereno y equilibrado que difícilmente levanta el tono de voz. Su inteligencia le permite ver el fondo de los problemas. Prevé las dificultades y sabe encausar las situaciones por los caminos más constructivos. Su trabajo científico es extremadamente metódico y prolijo. Se sirve de lo conocido, que busca con avidez y elabora luego con capacidad creadora. Requiere el método experimental, elemento siempre presente en sus investigaciones y asesoramientos. El contenido nace de problemas concretos y luego busca la síntesis generalizadora, subyace un fuerte bagaje teórico. Desecha la especulación teórica sin interés práctico y sin hipótesis severamente seleccionadas, verificables. Seguramente cree en la asistencia técnica como guía para el quehacer científico y tecnológico. Es prolífico, produce regularmente como una necesidad. Seguramente cree que el sentido de la vida es el trabajo con utilidad social, fruto del esfuerzo de los hombres para todos los hombres. Durante más de medio siglo de actividad científica ha sabido adaptarse a condiciones diversas y cambiantes para seguir produciendo. A su lado se cree fácilmente. Sus colaboradores se desarrollan y adquieren autonomía. Trasunta una alegría vital, perceptible aunque nada bulliciosa. Exhibe un sentido del humor, ágil y a veces chispeante, aunque nunca pierde sus ritos formales. Concita la admiración y simpatía de quienes tienen el privilegio de trabajar con él. Hoy, en plena actividad, sigue prodigando su contagioso entusiasmo por el trabajo y dando el repetido ejemplo de su sentido de responsabilidad. Obras son amores. Una de sus obras, el Instituto de Ingeniería Civil, obra colectiva que gestó y hoy ayuda a reconstruir. Lo que inicialmente fue creado como Laboratorio de Fotoelasticidad, en diciembre de 1932, siendo su Jefe Honorario, fue creciendo bajo diversas denominaciones. En ellos orientó su desarrollo, ampliando el conjunto de métodos experimentales utilizados y diversificando sus tareas hasta llegar a tener bajo su responsabilidad la enseñanza, la investigación y la asistencia técnica en Ingeniería Civil ofrecida por la Universidad de la República. En este Instituto ejerció su magisterio no sólo con estudiantes, también con jóvenes investigadores uruguayos y extranjeros. Puso el Instituto al servicio de la solución de problemas concretos planteados por la realidad nacional de la Ingeniería Civil. Por otro lado, trascendiendo el ámbito nacional, dedicó preferentemente atención en el conjunto de su trabajo a las Jornadas Sudamericanas de Ingeniería Estructural, desde su creación. Estas, que nacieron en 1950 como Jornadas Rioplatenses en trabajo conjunto con colegas argentinos, han llegado a la vigesimotercera edición con éxito creciente. Debe juzgarse el valor de esta iniciativa y su realización considerando la época en que se produjeron. En 1964, cuando las IX Jornadas en Montevideo, al saludar a los participantes, el profesor Oscar J. Maggiolo manifestaba su curiosidad y admiración "pues no deja de ser algo cercano al milagro, especialmente en nuestro continente" que los estructuralistas hayan "llegado a un grado de conciencia tal sobre la importancia de estas reuniones científicas" que se reúnan "como la cosa más natural" para intercambiar experiencias y estrechar lazos de amistad. Más de veinte años después puede decirse que esa importancia es aún mayor y que se ha generalizado la convicción sobre la necesidad de la colaboración regional en el desarrollo científico y tecnológico. Ello habla de la lucidez de quienes en 1950 iniciaron esta aventura cargada de futuro. " (Tomado de la publicación en Homenaje al Ingeniero Julio Ricaldoni, "La Ingeniería Estructural Sudamericana en la década del 80" vol. I, realizada en colaboración por UNESCO y la División Publicaciones de la Universidad de la República, en Noviembre de 1986) |
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