Del 30 de junio al 4 de julio de 2025 tuvo lugar la escuela de "Invierno Científico II" en la Facultad de Ciencias y la de Ingeniería de la Universidad de la República. Se trata de una propuesta que invita a 30 estudiantes del último año de educación secundaria o UTU tecnológica de todo el país, a realizar talleres sobre física, hacer actividades lúdicas y conocer un poco de la vida universitaria durante una semana.
Este año se realizó la segunda edición, que incluyó nueve talleres que abarcan diferentes áreas: Física no lineal, Física del estado sólido, Física de partículas, Gravedad y cosmología, Física médica y ultrasonido, Ciencias de la atmósfera, Mecánica de dinosaurios, Astronomía y Computación cuántica.
Desde el Área de Comunicación de Fing entrevistamos a Sofía Favre, docente de Fing y una de las creadoras y organizadoras del proyecto, quien nos contó un poco de cómo fue esta experiencia.
"La primera edición que hicimos fue en el 2023, el formato era más o menos el mismo, fue la primera semana de vacaciones de julio y se hicieron talleres entre los dos institutos. Hoy en día, sumamos a las instituciones que organizan, a la Sociedad Uruguaya de Física, que es la que engloba a todos los físicos que hacen más bien academia e investigación y a la Asociación de Profesores de Educación Media. (...) La idea es hacerlo cada dos años, porque necesitas un mínimo de fondos, que no siempre son fáciles de conseguir”. Agrega además que el apoyo del INJU fue importante para el desarrollo logístico de la escuela.
Sofía cuenta que los estudiantes no sólo aprenden sobre física, sino que se realizan actividades de socialización que suponen nuevas experiencias. Luego de la inscripción, se hace un sorteo entre todos los jóvenes que se inscriben para participar de diferentes partes del Uruguay. En esta edición, sepresentaron jóvenes de 14 departamentos, de los cuales participaron estudiantes de Florida, Soriano, Montevideo, Río Negro, Paysandú, Tacuarembó, Cerro Largo, Colonia, Maldonado, Canelones y Rocha.
A pesar de existir sólo 30 cupos, se inscribieron más de 190 jóvenes interesados/as en participar. La selección se realiza por sorteo buscando que haya porcentajes parecidos en cuanto a género y región geográfica de procedencia. Se busca tener estudiantes de todas partes del mismo y sobre todo, incentivar a quienes vienen del interior como una oportunidad para conocer las facultades y muchas veces, el departamento de Montevideo, al que muchos no han venido nunca. “Había una gurisa que es del pueblo de San Javier [del departamento de Río Negro] y decía que su sueño era tomarse un omnibus, entonces un día la llevaron a tomarse uno.”
Se parte de la base de que acercar la trayectoria educativa terciaria a los/as jóvenes puede ser una forma de incentivar su inserción universitaria en el futuro cercano. Para que esto sea posible, la Escuela de Invierno se encarga del transporte y las comidas de todos; además de ofrecer alojamiento para quienes vienen de fuera de la capital y lo necesitan. Sofía resalta la importancia de la financiación para llevar a cabo este proyecto con los recursos necesarios para su implementación.
“El objetivo es dar a conocer que existen carreras científicas; mostrar que uno puede hacer una vida académica y trabajar de esto, si es lo que le gusta. (...) En realidad esto para mí es un proyecto escalable, puede hacerse sobre otras carreras científicas.”
La escuela es una oportunidad no sólo para incentivar a que los jóvenes de todas partes del país puedan proyectarse como futuros estudiantes de carreras científicas, que conozcan cómo es la realidad universitaria y que compartan con sus pares una experiencia enriquecedora.
Se trata de una propuesta en la que los/as estudiantes, salvo raras excepciones, no se conocen entre sí y, llevándose a cabo en vacaciones de julio, una de las preocupaciones del equipo organizador era si los/as jóvenes lograría sostener la semana entera de talleres y sentirse cómodos entre pares que no conocían. Para su sorpresa, los/as adolescentes asistieron a todas las jornadas de taller y cuenta que: “Se integran divino, se hacen amigos. Al final de la semana se abrazaban, se decían que se van a extrañar, tienen un grupo de WhatsApp, o sea, se genera una atmósfera muy linda.”
Como parte de este proyecto de extensión se convocó, además de a docentes de Udelar, a estudiantes de ambas facultades (en algún caso que anteriormente hubieran participado como liceales de Invierno Científico 1) que quisieran colaborar en la realización de talleres y compartir parte de su experiencia como estudiantes universitarios con los/as jóvenes de secundaria.
Le preguntamos a Sofía cómo valoraba la experiencia y nos contó que: “Creo que yo y todos la valoramos como muy positiva. No sé, una cosa que estuvo buena es que de la primera [edición] aprendimos un montón y mejoramos un montón. Al final [de la semana] nosotros hacemos una evaluación que les hacemos, tanto a ellos como a los talleristas, y todas las cosas que nos criticaron las corregimos para esta vez. (...) Aprendimos a gestionar los tiempos, los fondos y demás. Creo que ellos pasan re bien, se van contentos y uno siente que está haciendo algo que es importante.”
Agrega además: “El fin de semana me llegó, por ejemplo, un WhatsApp de un padre. Era un audio agradeciendo profundamente lo que habíamos motivado a la hija, que no paraba de hacer cuentos, no paraba de contarles todo lo que había aprendido y vivido. Y que ellos estaban súper agradecidos porque la estaban intentando motivar con una carrera universitaria. Y además era una gurisa del interior que había venido y logrado estar sola unos días acá. Yo creo que está muy bueno. Que por eso lo hacemos y gastamos todo el tiempo que lleva hacerlo.”
Culminada esta edición 2025, quienes están a cargo de la organización proyectan continuar con esta iniciativa, para que pueda repetirse en el 2027.